BRIDGE OVER TROUBLED WATER

Se conmemora este año el 50 aniversario de la canción Bridge Over Troubled Water, que inicia y da título al quinto y último disco de estudio grabado por Simon & Garfunkel.

A pesar de que han pasado más de 50 años desde que Paul Simon compuso esta obra de arte, no está de más recordarla en este preciso momento donde las turbulencias nos salpican el presente y amenazan el futuro. A la inquietante situación médica, con los contagios del COVID-19 rebrotando en muchas partes de nuestra geografía, se une una alarmante incertidumbre en el aspecto económico para las personas y empresas. El virus ha afectado más dramáticamente –si cabe- a las empresas que a las personas, y no debemos olvidar que nuestra sociedad, el llamado “estado del bienestar” tiene sus cimientos en la economía y ésta en las empresas. Si a las empresas les va mal a nosotros nos va a ir mal, por eso ni concibo ni comparto las alegrías de muchos cuando ven arruinarse o pasar dificultades a empresas y/o empresarios.

Pero volvamos a la canción: por lo que he podido leer fue compuesta en un momento de zozobra -o tal vez de depresión- de Paul Simon, que asistía por un lado al turbulento fin de década de los 60 (guerra de Vietnam, asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King, revueltas y crispación en la sociedad, etc…), y por otro lado al alejamiento de su compañero y amigo Art Garfunkel.

Si nos retrotraemos al origen de la historia, Paul Simon y Art Grafunkel eran amigos desde la infancia, vivían en New York (Queens) y su afición por la música les había llevado a formar un dúo ya en su época del instituto y cantar en algunos locales, llegando a grabar un disco de carácter aficionado en 1957, pero la vida y las inquietudes individuales de ambos hacen que sus caminos se separen temporalmente: estudios universitarios, diversas inclinaciones artísticas, etc… Aunque Paul Simon llega a instalarse en Londres una temporada, se reúnen de nuevo y en 1964 –enriquecidos sin duda por nuevas experiencias individuales- sacan su primer disco ya como “Simon & Garfunkel”.

Tras ese primer disco, y haciendo justicia a la calidad de sus composiciones, llegarán los éxitos y otros discos de estudio. En 1968 publican la Banda Sonora de la maravillosa película “El Graduado” que supone un cambio en el concepto de las bandas sonoras, pues las canciones del dúo se van sucediendo en la película interactuando con la historia como si de un coro griego en una tragedia se tratara, algo no visto anteriormente en el cine. Las canciones de esta Banda Sonora resultan merecedoras de premios y el éxito cosechado coloca al dúo en el zénit de su carrera hasta ese momento pero inicia el serio declive en su relación: mientras Garfunkel se adentra en el mundo de la interpretación teatral y cinematográfica, Simon explora nuevas raíces musicales y fuentes de inspiración.

Podríamos pensar que, una vez alcanzada la cima después de una larga trayectoria personal, ambos necesitaran libertad para explorar nuevos caminos sacrificando con esto la fortaleza de su unión. El éxito en este caso hace que afloren las envidias y los egos, los bajos instintos, y así lo que hasta entonces veíamos como diferencias de criterio o personalidad en la relación de dos amigos se convierten ahora en obstáculos casi insalvables.

Estamos en 1968 y en este entorno -social y personal- que antes comentaba, Paul Simon se inspira para componer canciones de su siguiente álbum, entre las que destaca el Bridge Over Troubled Water, un himno, una canción superlativa que supondrá la puntilla a la relación con su amigo Garfunkel, para quien la compone. Según reconocería años más tarde, Paul no asimilaba que los aplausos del público emocionado se los llevara Art en cada concierto (recordemos que esta canción en esa época la cantaba sólo Garfunkel) al interpretar SU canción, dejando al autor postergado.

Después de este disco y su correspondiente gira la relación entre Simon y Garfunkel se iría deteriorando cada vez más hasta acabar separados. Amigos desde los 11 años terminaban enfadados por envidias y egos y emprendían rumbos distintos.

Personalmente creo que su trabajo por caminos separados no llegó a acercarse a la calidad que destilaba su unión: la maestría de Simon componiendo unida al virtuosismo de Garfunkel interpretando es inigualable.

La época que estamos viviendo puede tener cierto paralelismo con la época en la que fue compuesta y grabada esta canción, una canción tan ejemplar que una multitud de artistas la han interpretado en distintos idiomas. Creo que es un canto a la esperanza, a que no estamos solos, a que en algún momento y lugar tendremos a alguien que nos ayudará tendiendo un puente para cruzar las turbulentas aguas.

De esta historia podríamos aprender que hasta las relaciones más sólidas y fructíferas pueden sucumbir ante los egos y las envidias, que no debemos descuidar lo que nos importa, que a veces un éxito mal gestionado puede conllevar daños irreparables… y que raramente se repite de manera individual el éxito que se ha cosechado como miembro de un equipo. Pero también deberíamos reflexionar que periodos de moral baja, con entornos conflictivos, pueden servir para sacar nuestra mejor inspiración y dar lo mejor de nosotros mismos.

Si tienen interés en conocer otras versiones, permítanme compartir esta de Elvis Presley –en mi opinión uno de los más grandes de la historia de la música- que consigue emocionarme cada vez que la escucho.

NOTA: Publicado en LinkedIn el 2 de julio de 2020

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