Walk of Life

A veces la vida nos sorprende con inesperadas tragedias que nos sacuden como Cassius Clay a Sonny Liston. La pérdida de un amigo y compañero en un accidente ha caído como una losa en el ánimo de sus colegas más próximos: nada es igual y nada será igual a partir de ahora, su ausencia no podrá ser sustituida por nada ni por nadie. Nos queda el recuerdo, que –como alguien me dedicó en mi época de estudiante- “es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”.

Si bien todos tenemos fecha de caducidad y nadie ha venido para quedarse en este mundo, la muerte accidental conlleva siempre ese “shock”, esa incredulidad, esa impotencia, esa sorpresa superlativa que aporta la falta de preaviso.

¿Cómo llegar a la oficina cuando sabes que tu amigo, tu compañero con el que compartes trabajo, bromas, café, comidas y problemas personales no va a estar ahí esta mañana? Es duro, es muy duro… sobre todo cuando el personaje era una maravillosa persona, íntegra, trabajadora, responsable y de las que contribuyen a hacer y mantener amigos aún en las situaciones más inciertas.

Sobre reacciones, asimilaciones y superaciones de este tipo de desenlaces supongo que existen multitud de estudios de profesionales de la Psicología, y aunque confieso mi desconocimiento en la materia, es lógico pensar que si las mentes, los recuerdos y los sentimientos son individuales, así deberían ser las respuestas a estas situaciones límite: cada uno tendremos la nuestra.

Lo que es innegable es que este tipo de situaciones te ayuda a relativizar tus preocupaciones en la vida, a dar prioridades y a otorgar el valor real a las cosas. Un día te preocupas por tu futuro laboral, por la inversión de tu dinero, por tener un coche mejor, por algún que otro capricho, por la situación de la sociedad… y de repente te has ido sin ni tan siquiera despedirte.

Disfrutemos -así pues- de lo que tenemos, de nuestros hijos y nuestra familia, de nuestros amigos, busquemos la abundancia en sentimientos y experiencias más que en anhelos y bienes materiales, y hagamos que este camino de la vida sea lo más llevadero y feliz posible.

CARPE DIEM

NOTA: Publicado el 20 de enero de 2020. Con este artículo empezó todo

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