EN BRAZOS DE EOLO

Photo by Karsten Würth on UNSPLASH

Aprovechando unos días de asueto me matriculé en un curso de Energía Eólica de la DTU (Universidad Técnica de Dinamarca) que terminé la semana pasada. La motivación para el estudio vino por varios frentes: un cambio de aires con respecto a mi sector profesional (Oil & Gas), una inquietud por enriquecerme aprendiendo cosas nuevas y una curiosidad por conocer cómo han desarrollado esta tecnología sus propios precursores.

El cambio de aires y la inquietud me llevaron a rejuvenecer 30 años, puesto que tuve que volver a mis oxidados estudios de cálculo y álgebra para resolver los problemas que se planteaban en cada tema o módulo: ecuaciones, logaritmos, derivadas e integrales que me hicieron sufrir a la vez que disfrutar mientas intentaba recordar y resolver los problemas.

Pero la curiosidad de este estudio me ha hecho reflexionar también a raíz de la visión general ofrecida en lo que respecta a la Energía Eólica y su desarrollo en Dinamarca. Basándose en los desafíos del cambio climático, crecientes emisiones de CO2 y aumento de la temperatura terrestre, los daneses ven en la Energía Eólica un recurso que permite ir suplantando a la generación de energía basada en combustibles fósiles y que a la vez les permite usar un recurso propio y no depender del suministro de terceros. Según ellos es económicamente competitiva e impacta favorablemente en la economía local contribuyendo a su desarrollo.

Los daneses llevan estudiando e implantado esta tecnología desde 1970 y hoy en día cuentan con más de 5500 aerogeneradores operativos en tierra y 13 ubicaciones en el mar, pero hay algunos datos bastante significativos en mi opinión:

En 1980, cuando la Energía Eólica era bastante incipiente aún y sólo disponían en todo el país de 15 centrales de generación eléctrica (térmicas de carbón), deciden descentralizar esa generación de energía apoyándose en las novedosas turbinas eólicas, así que elaboran un plan para desarrollar la red de suministro repartiendo por todo el país otros generadores de energía: un sistema mixto de centrales termoeléctricas y aerogeneradores. Su apuesta por la eólica es tal que fomentan incluso la creación de cooperativas de vecinos para la instalación y uso particular de estos molinos de viento. Además, en 1985 toman la decisión de renunciar a la Energía Nuclear prohibiendo su implantación en Dinamarca.

El resultado es que hoy en día siguen teniendo las 15 centrales de 1980, pero acompañadas de otras 415 centrales termoeléctricas más eficientes y los más de 5500 aerogeneradores mencionados más arriba.

Pero -a pesar de sus esfuerzos- en 2020 Dinamarca sigue siendo un país deficitario en la generación de energía y su producción total anual alcanza sólo el 83% de su consumo, por lo que necesitan comprar energía a Suecia y Alemania. Paradójicamente el 10% de esa energía comprada es de origen nuclear, dado que es el recurso energético fundamental en Suecia.

El 80% de toda la energía generada hoy en día en Dinamarca es renovable, siendo mayoritaria la Energía Eólica con una producción del 57% del total, a la que acompañan la biomasa con un 20% y la solar con un 3%.

La generación de energía en centrales de carbón sigue manteniéndose en más de un 10%, el gas en un 6% y hay en torno a un 3% de generación de petróleo y “otros”.

Por último, el coste de la energía puede considerarse medio/bajo en comparación con otros países (en torno a 0,10€/kWh), pero los impuestos hacen que el precio que tienen que pagar los consumidores finales se encuentre entre los más caros de Europa (0,31€/kWh).

Pensando en el ambicioso GREEN DEAL europeo que busca un continente “climáticamente neutro” para 2050, con una energía limpia y con cero emisiones, creo que deberíamos aprender del ejemplo danés y tener en consideración algunas de sus realidades:

Nuestros vecinos del norte llevan buscando ese mismo objetivo desde 1970, apostando decididamente con inversión en la investigación y con medidas para buscar su independencia energética; y no lo han conseguido, puesto que 50 años más tarde sólo el 80% de la energía generada es renovable (que no es poco), y sólo el 57% del total es fruto de la generación eólica.  En 40 años no sólo no han cerrado sus térmicas de carbón, sino que las han acompañado de otras más eficientes de gas o biomasa.

Si un país que apuesta firmemente por la investigación y desarrollo de energías renovables no ha conseguido su objetivo en 50 años ¿no estará la UE pecando de ambiciosa al plantear o imponer medidas para lograrlo en sólo 30 años?

Volviendo al ejemplo de Dinamarca, comprobamos cómo ellos no han renunciado a seguir generando energía de manera tradicional para complementar su demanda, y esto vuelve a chocar con algunas medidas que se están tomando de manera arbitraria a todos los niveles: desde el cierre de centrales térmicas de carbón hasta la prohibición a corto plazo de circulación de vehículos de gasolina y diésel. En algunas ciudades de España no se permite ya la circulación en determinadas zonas a coches diésel matriculados entre 2006 y 2014 o gasolina matriculados entre 2000 y 2006.

Por supuesto que estoy a favor de reducir emisiones de todo tipo, pero me gustaría seguir el ejemplo danés apostando primero por la investigación y el desarrollo, por fomentar e incentivar el uso de nuevas máquinas y tecnologías; y que sean la técnica y sus avances quienes nos inviten a aparcar modelos antiguos y obsoletos para dar paso a otros más modernos, fiables y eficientes.

Para los griegos Eolo era el Dios de los vientos, pero su etimología viene del término de griego antiguo αἰόλος (aiolos) que significaba ágil, rápido… así que si nuestro destino va unido en gran parte a Eolo que sea también en lo tocante a agilidad para manejar el cambio: en este país ya sabemos –o deberíamos saber- algo de confundir molinos de viento con gigantes.

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