
“Remember when you were young, you shone like the sun”
Hace unos días, mientras preparábamos una de las ya habituales conferencias on-line en la oficina, un compañero estaba probando la conexión del audio a la pantalla de la sala con un excelente vídeo de David Gilmour:
Seguro que casi todos conocemos la canción, pero quizás no todos sepan que este emotivo tema fue compuesto por Roger Waters y David Gilmour en 1975 en recuerdo de su líder y amigo Syd Barrett, y forma parte del álbum que lleva ese mismo título. Syd Barrett había sido el artífice de Pink Floyd desde 1965, convirtiéndose en el compositor de casi todos sus temas y auténtico líder desde principios de 1966. Sin entrar en muchos detalles, todos los autores que han escrito sobre esa época de Barret y su grupo coinciden en que ese hombre debió ser especial, un vanguardista o un genio con una mente mágica al que la vorágine del éxito del grupo unido al excesivo consumo de drogas terminaron por convertirle la vida en un sendero caótico: hay opiniones que sostienen que fue el estrés provocado por el éxito de Pink Floyd quien le motivó para consumir altas cantidades de droga que le desestabilizaron y desembocaron una enfermedad mental, mientras que otros autores defienden diversas teorías que apuntan a que este hombre ya padecía algún tipo de esquizofrenia, psicosis, trastorno bipolar o incluso Síndrome de Asperger antes del consumo de alcohol y LSD, y que esta mezcla acabó por ocasionarle bloqueos mentales cada vez más frecuentes que repercutían en la actividad de Pink Floyd, provocando que sus amigos se vieran obligados a incapacitarle y apartarle del grupo.
Desde ese momento Pink Floyd siguió tocando y grabando discos: David Gilmour tomó el relevo de Syd Barrett como guitarrista mientras que Roger Waters recuperaba el liderazgo y la composición de los temas; pero a pesar del éxito -ya en 1974- los componentes del grupo entran en un periodo de reflexión sobre la industria de la música que los hace ricos y famosos pero no felices, a la vez que mantienen ese sentimiento de culpabilidad por haber apartado a su amigo mientras piensan que tal vez podrían haber hecho algo más para evitar su hundimiento. Fruto de esa etapa y de esas reflexiones son los temas que se incluyen en el álbum antes mencionado “Wish you were here”, en el que se dirigen y recuerdan emotivamente a su querido Syd Barrett (Crazy Diamond, como lo llaman en el tema principal).
Historias así deberían hacernos reflexionar y pensar que probablemente estamos equivocados cuando asociamos éxito a la popularidad, a la fama o a la riqueza económica; o cuando creemos que nuestros proyectos o ese anhelado sueño que todos tenemos no tendrán repercusiones y consecuencias en el resto de los actores y factores que intervienen en nuestra vida. El mundo de la música moderna tiene muchos ejemplos de genios como Barrett al que las circunstancias acaban llevando por mal camino, aunque también tiene unos cuantos buenos frutos en forma de canciones de esos momentos de catarsis o reflexión.
Pero más allá de la música, del arte o de los genios, nuestra sociedad parece haber depositado gran parte de su desarrollo en las nuevas tecnologías, al punto de que muchos de nuestros jóvenes enfocan su capacidad en dominar una aplicación o una red social antes que en cultivarse y escribir o comunicarse con una mínima corrección. Al igual que la industria musical engullía a muchos genios de la música moderna en el siglo pasado, a nuestra sociedad (jóvenes y no tan jóvenes) le está pasando lo mismo con el exceso de inputs que nos llegan y los modelos que nos presentan: el deseado uso responsable de la tecnología da paso al frenesí por estar a la última en todas las redes sociales y con la más reciente información publicada sobre el tema de moda, sin reflexionar y entrar a valorar si todo lo que nos llega nos aporta algo sensato, nos conviene o tan siquiera si es cierto.
Y así navegamos cada vez más a la deriva: de incertidumbre en incertidumbre, de preocupación en preocupación y con la condena de la insatisfacción perpetua, mientras nuestras vidas van descontando días y perdemos el precioso tiempo de VIVIR esos momentos y con esas personas que quizá dentro de algún tiempo deseemos que estuvieran con nosotros. Muchos se preocupan por la imagen, por esas canas, esas arrugas o esa falta de pelo cuando en realidad nuestra única preocupación debería centrarse en la falta de ideas, en la falta de motivación y en aprovechar todo lo que tenemos a nuestra disposición para disfrutar de nuestro tiempo, para vivir, para alejarnos un poco de las incertidumbres y enriquecernos como personas…
How I wish, how I wish you were here
We’re just two lost souls
Swimming in a fish bowl
Year after year
Running over the same old ground
What have we found?
The same old fears
Wish you were here